El nacimiento de un medio de comunicación es siempre una buena noticia; si se trata, como en este caso, de una revista especializada en turismo, promovida desde Andalucía, viene, sin duda, a cubrir una necesidad.
Andalucía destaca en el entorno europeo como uno de los sistemas turísticos más complejos, con capacidad para atender a la práctica totalidad de los segmentos de la demanda; con especial relevancia en aquellos que mayor volumen de visitantes generan: cultural y de litoral.
Sin embargo, la magnitud y singularidad de nuestra oferta, y su importancia social y económica no gozan en los ámbitos políticos y de creadores de opinión nacionales del tratamiento y el respeto merecidos.
En estos últimos meses hemos tenido buena prueba de ello: a las escasas y, en ocasiones, contraproducentes medidas gubernamentales de apoyo al turismo, se ha unido una desatención (¿intencionada?) a los intereses específicos de nuestra región. Hemos visto cómo el foco informativo sobre la cuestión que nos ocupa ha estado puesto en otros destinos nacionales con indicadores sanitarios similares o incluso peores que los que Andalucía presenta.
El “lobby” que, desde hace décadas, maneja la batuta del concierto turístico nacional ha hecho sonar, una vez más, la música al son de sus intereses.
Sirvan la terrible experiencia vivida y la reflexión sobre lo poco que podemos esperar de otros para armar una potente estrategia público-privada de comunicación y de relaciones públicas que permita que la voz de nuestro sector sea oída y valorada. Las primeras acciones emprendidas en este sentido por la Junta de Andalucía son dignas de elogio. Es el momento de exigir ese respeto que hasta ahora nos ha sido negado.
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