Un recorrido por el Bulevar del Príncipe Alfonso von Hohenlohe de Marbella invita a bucear en la memoria fotográfica de los más nostálgicos para recordar el inicio de los años ochenta. Por aquel entonces, Roy Boston, un simpático personaje alemán que sustituyó la canción por la promoción inmobiliaria y la ciudad le recuerda con su nombre en una calle, tuvo la genial idea de acuñar la expresión ¨La Milla de Oro¨. Bajo esta acertada denominación se reunía la Marbella de lujo, fincas elegidas por las familias más adineradas, apellidos ilustres y la`jet-set´del momento para construir sus casas, mansiones y palacetes hasta convertir la denominada milla en un conjunto de exclusivas propiedades intercaladas por hoteles de postín como Gran Meliá D.Pepe, Marbella Club, Puente Romano y la propia residencia del rey Fahd de Arabia Saudí, a la que llamó Mar-Mar.
Los límites de la preciada zona inicialmente comprendía desde el punto en el que Ricardo Soriano y su Avenida ceden el testigo a la Plaza Monseñor Bocanegra, donde hoy se erige el monumento conocido popularmente como Pirulí, hasta el punto donde ya se vislumbra Puerto Banús. Eran urbanizaciones situadas en primera línea de playa como Puente Romano, Casablanca, Coral Beach, Oasis de Banús, Playa Esmeralda y Río Verde. Pero como consecuencia de su innegable fuerza expansiva, la Milla de Oro se fue extendiendo con el tiempo hasta contar con espectaculares urbanizaciones enclavadas en zonas que más bien podrían ser consideradas como pertenecientes a la falda de La Concha. Es la montaña que protege y cuida de la ciudad, que le confiere su incomparable microclima y protagonista de infinitas y bellísimas estampas de nuestra ciudad. Nos referimos a Sierra Blanca, Rocio de Nagüeles, Las Lomas del Marbella Club, Marbella Hill Club, Cascada de Camoján, Altos Reales y Ancón Sierra, entre otros magníficos ejemplos.
Sin duda, La Milla de Oro reúne todo aquello que aquel inquieto y visionario Ricardo Soriano Sholtz von Hermensdorff, Marqués de Ivanrey, quiso para Marbella prediciendo antes que nadie como habría de ser el futuro de la ciudad. Era el comienzo de los años cuarenta cuando en la ciudad se iniciaron los primeros trazos de una transformación que, irremediablemente, iba dirigida a la atracción de un turismo internacional. Gracias al gran poder de convicción del marqués con sus más allegados, entre los que se encontraban personajes famosos, fue capaz de atraerlos hasta una Marbella idílica de bondad climática única y les llegó a imponer que construyeran casas de una sola altura con paredes encaladas y rejas negras. Acudieron a su llamada artistas como la actriz Conchita Montes junto a un entonces joven director de cine y autor de teatro, Edgar Neville, y Antonio El Bailarín quien se enamoro de Marbella y se hizo construir `El Martinete´, una villa cuya piscina firmada por Pablo Picasso dejaba constancia de la estrecha amistad entre ambos genios.
No tardaría en llegar el Príncipe Maximilian von Hohenlohe, íntimo amigo de Alfonso XIII, casado con Piedad Iturbe, prima carnal de Ricardo Soriano. Lo hizo en su Rolls Royce Phantom y tras comprobar que lo que contaba su primo era cierto, adquirió la Finca Santa Margarita. Más tarde, le siguieron otras familias ilustres como Rothschild, Metternich, Goldsmith, von Bismarck o Mora y Aragón. Fue en el año 1954 cuando su hijo, un apuesto y emprendedor Príncipe Alfonso de Hohenlohe-Langenburg, inauguró el hotel de lujo Marbella Club, cuna de la `jet-set´ internacional, frecuentado por los personajes más relevantes del momento como los Duques de Windsor, Raniero III de Mónaco, su esposa Grace Kelly, Sofía Loren, Ava Gardner, Brigitte Bardot, Audrey Hepburn, Kim Novak, Rock Hudson, Onassis o María Callas. Algunos de estos huéspedes decidieron construir sus casas en lo que se convertiría mucho después en La Milla de Oro, como la Duquesa de Alba, el Rey Fahd de Arabia Saudí, la Princesa Soraya, el multimillonario Adnan Khashoggi o los actores Roger Moore y Sean Connery.
La presencia de tan ilustres visitantes en Marbella agitó el mercado inmobiliario y, con ello, el valor del suelo llegándose con ello a realizar grandes negocios por parte de promotores inmobiliarios. A la vista de la transformación espectacular llevada a cabo por los primeros hombres que vieron las oportunidades y fortalezas que ofrecía la ciudad, los propietarios de suelos no tardaron en vender a los que, realmente, se hicieron de oro por aquel entonces. Comenzó el desarrollo urbanístico de la ciudad junto a la construcción de zonas residenciales, hoteles y campos de golf en un auténtico paraíso natural bañado por kilómetros de tranquilo litoral mediterráneo. La mundialmente famosa Milla de Oro ha sido así elegida durante muchos lustros por fortunas internacionales como primera y segunda residencia gracias a su ubicación y gran exclusividad frente a otros destinos internacionales. Posee algo que las familias de élite demandan como es la privacidad y, a su vez, las zonas más selectas de ocio, hoteles prestigiosos, restaurantes sobradamente laureados, reconocidos clubs de playa y discotecas mundialmente conocidas como fueron las inolvidable Regine´s y Olivia Valére.
En las interminables noches de la Marbella dorada se respiraban grandes dosis de bohemia y ciertos aires de locura alegrando a famosos de medio mundo que daban rienda suelta a su imaginación sin la presencia habitual de unas cámaras que, finalmente, llegaron a ser incluso más cómplices que testigos. Marbella era la mejor fiesta dirigida por expertos relaciones públicas y auténticas reinas de la noche como Régine Zylberberg, quien regentó la discoteca de Puente Romano y Olivia Valére, que terminó con la hegemonía de la francesa y años después abría el templo nocturno que sigue siendo referente europeo en plena Milla de Oro. No nos podemos olvidar de otros nombres propios que marcaron el ritmo durante décadas como Nacho Angulo en The Jimmy´s Beach de Marbella Club, el gran Pepe Moreno que consiguió reunir en su club a las personalidades más relevantes de los años 60, 70 y 80, Menchu Escobar, pionera del glamour de la ciudad y el alma de La Notte que junto al restaurante La Meridiana de Paolo Ghiralli fueron el auténtico icono de la movida marbellí.
Esperada sigue siendo la visita de la Familia Real Saudí al término del Ramadán y recordada, más aún, cuanto significó para Marbella la estancia del Rey Fahd y su hermano, el príncipe Salman bin Abdel Aziz. Fortunas saudíes que adquirieron mansiones y palacetes como la finca de Mara Lane, hermana de la segunda esposa del Príncipe Alfonso de Hohenlohe, Jackie. Fahd quiso reconvertir la famosa villa, cuya piscina cubierta de orquídeas fue la protagonista de impresionantes fiestas, en una mansión réplica de la Casa Blanca. Junto a ésta se edificó la Mezquita de Marbella y, seguidamente, los bancos árabes. Marbella se convertía así en la meca de estos grandes inversores que hacían gala de sus petrodólares.
La Milla de Oro de Marbella conserva aún la referencia del mito de la Marbella más lujosa, el lugar donde nació la `jet-set´ de la ciudad que aún conserva sus últimos eslabones en las figuras de Gunilla von Bismarck, la Princesa Maria Luisa de Prusia o su esposo, el Conde Rudi Shönburg, en un enclave privilegiado y a los pies de la montaña de La Concha. Sigue siendo todavía, a pesar de algunas construcciones modernas que alteraron su morfología inicial, la joya más preciada, considerada por familias de élite y aristócratas que dibujan una escena internacional entre villas y propiedades impresionantes, tiendas, restaurantes y lugares de ocio donde se disfruta una vida social llena de eventos, beach clubs y playas.
En hora buena por la forma de expresar la verdad sobre la Milla de Oro , después 50 años en Marbella escuchando varias versiones al respecto, esta es la mejor.
Buen trabajo Jacqueline.
Muchas gracias Giuseppe por tus palabras. Has visto crecer Marbella y tu opinión es importante para mí.
Excelente artículo!
Se agradece que alguien, con conocimiento real de la ciudad, lo exprese tan bien.
Muchas gracias Dan, agradezco tu mensaje y opinión.