Desde que abriese sus puertas a principios de año, Ronda 14 ha cautivado al público malagueño con la sorprendente propuesta gastronómica de fusión del chef peruano Mario Céspedes. Este restaurante, buque insignia del grupo de restauración creado por Mario y por Conchi Álvarez, compañera de vida y socia —junto a Cilindro y Apura— se ha ganado un hueco en el circuito gastronómico y de ocio de la ciudad por su ambiente desenfadado y alegre, su personal cocina y su carácter asequible y versátil, pensado para todos los públicos. A ello se suma su impresionante terraza, que permite disfrutar durante todo el año del buen tiempo de la Costa del Sol y que es uno de los puntos de referencia para el tardeo malagueño y el afterwork, al igual que la sala acristalada. La ubicación del local no se queda atrás: en pleno centro de la ciudad, en la calle Luis de Velázquez, a pocos metros de la famosa calle Larios y de la plaza de la Constitución, y junto a la ambientada calle Granada. Una zona que es un punto de encuentro de los ciudadanos que buscan deleitarse con la amplia oferta de restauración de Málaga.
Plenamente integrado en la vida diaria de la localidad y en una nueva apuesta por adaptarse a las costumbres culinarias de la zona, Ronda 14 Málaga crea una carta de tapas que permite probar distintos bocados elaborados por Céspedes de manera cómoda y divertida, y con la que responde a la demanda de su clientela de poder disfrutar en este local de este ritual culinario tan propio del sur de España. Una nueva oferta que, aunque se abre a las tradiciones de esta zona, no pierde la esencia de la marca: una fusión japo-andina de autor con toques asturianos. Con exitosos locales en Madrid y Avilés (Asturias) —el de Málaga es el cuarto bajo esta marca—, Ronda 14 es el máximo representante de la cocina nikkei en nuestro país.
Más allá de su carta habitual, los clientes tienen la oportunidad de probar estos platillos a cualquier hora del día —gracias a su cocina non-stop— y en cualquiera de los espacios del local, ya sea en sala, en terraza, en barra, en mesas altas o bajas. Las tapas vienen a completar la propuesta culinaria tan reconocible del chef. Una manera divertida de disfrutar del encuentro gustativo entre las cocinas de Perú, Japón y España y del uso de una técnica depurada con la que se consiguen sabores refinados y equilibrados.
Las tapas de Ronda 14 son un fiel reflejo del estilo culinario de Céspedes; son recetas nuevas y también adaptaciones de grandes clásicos a este formato. Para picotear, el público podrá optar por elaboraciones como el arroz chaufa —con panceta de cerdo confitada con salsa agridulce—, los chicharrones con crema de rocoto y hierbabuena; las alitas de pollo deshuesadas con salsa chifera, los bocadillitos de choripán con mojo canario y ajís o la hamburguesita con crema de rocoto. Asimismo, otros platos de siempre también se adecúan a un formato individual como la patata rellena de carne guisada o el cachopino. Para acompañar, cuenta con una variada carta de vinos —algunos de los cuales se pueden pedir por copas—, donde predominan las D.O. de esta tierra, y sus emblemáticos cócteles, como el pisco sour y el maracuyá sour, entre otros.
Fiel a la filosofía de la marca y al igual que en los otros tres locales, en Málaga Mario lleva a cabo una propuesta muy personal, que se sustenta en el dominio de la técnica y en el mejor producto para ofrecer la perfecta unión entre la cultura culinaria peruana y la española. Para ello, se surte de los mejores distribuidores a nivel nacional y también local —acude a las lonjas malagueñas y a mercados como el de Atarazanas— para usar la materia prima de proximidad más extraordinaria. En sus recetas, el chef aplica las bases de la cocina tradicional para dedicar horas a cocinar lentamente, parte de la magia de los platos de Ronda 14.
En la amplia carta de Ronda 14 Málaga no faltan los grandes hits del restaurante como son el seco de wagyu con tacu tacu de faba asturiana; los ceviches, con un guiño a la cultura culinaria local de la mano del ceviche de rocoto con fritos de pescado; el bao chifero de pato, las gyozas —criollas de ternera y manitas de cerdo, de anticucho con picada de ají limo y cilantro y de callos con garbanzos, en un guiño a Cilindro— o el cachopín de ternera con queso de cabra y setas, entre otros. El sushi también está presente con el gunkan, el nigiri y el roll con distintas versiones. Los postres, como pasión de coco y menta, coulant de chocolate con helado de piña o la tarta de queso azul con helado de frutos rojos, ponen el toque dulce a la experiencia.
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