Un jardín vertical de musgo, un panel solar, gradas de asientos relajantes o un muro de agua que invita a la serenidad son algunos de los ingredientes que harán la espera del viajero más plácida. Para ello, la ‘Sala del Silencio’ cuenta con un decálogo de normas para un uso correcto, que garantice el objetivo último de este espacio para la calma y el reposo.
‘La Sala del Silencio’ abre todos los días antes del primer vuelo operado en el muelle C y cierra después del último vuelo en ese dique.
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